La maleta perdida
Una mujer mayor de unos setenta años llamada Concha de la Croad, que vivía en la ciudad de Roma, estaba sola y se le ocurrió probar suerte en un juego llamado la tómbola y, sorprendentemente, ganó un viaje a España.
Mientras se comía un bocadillo, estaba metiendo en una maleta rosa una foto suya guiñando el ojo, un vestido muy bonito, su colección de dentaduras que tenía que limpiar, una sola muda interior que le tenía que durar todo el mes de vacaciones y acabó también metiendo su bocadillo todo mordisqueado. Al llegar a la estación de tren urgentemente fue al servicio y al salir se le olvidó cogerla, entonces fui a pero en cuanto lo hice ya era demasiado tarde, la puerta del tren se cerró, pero antes de irse el tren me dijo la señora que me quedara la maleta, que ya tenía bastante ropa con la que tenía puesta y le duraría para todo el mes.
Intrigada por lo que me abría dejado, abrí la maleta y me encontré un bocadillo, dentaduras, un vestido y una sola muda interior sucia. Yo no quería esas tonterías usadas entonces decidí ir a España a buscarla.
Al entrar al tren estuve sentada cuatro horas en el ave y al llegar mire la dirección de donde había ido esa señora de tal nombre que ponía en su mochila Concha de la Croad, llegué a esa calle llamada Rio de la Plata en la ciudad Barcelona y estuve buscando le portal y al cabo de un rato vi el apartamento y era por fuera precioso y espacioso. Al llamar me encontré a Concha y por fin se la devolví y me quede a vivir allí.
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