viernes, 20 de marzo de 2009

La caja de Pandora



Un día Zeus bajó del Olimpo para visitar a su hijo Hefesto, que vivía en la isla de Lemnos, donde trabajaba a gusto día y noche para aislarse de los otros dioses que se burlaban de él. Zeus le dijo a su hijo que Prometeo les había engañando otra vez subiendo de nuevo al Olimpo y devolviendo a los hombres el fuego.

Zeus, para vengarse, le dijo a su hijo que creara una mujer bellísima fijándose en Afrodita. Hefesto, pués, modeló una figura con arcilla. Zeus la llamó Pandora y llamó a los cuatro vientos que soplaron sobre Pandora y ésta empezó a moverse. Los dioses concedieron a Pandora los más variados dones: la dulzura, la gracia, la inteligencia... Antes de que Pandora se fuera, Zeus le hizo dos regalos: una caja de oro que nunca debía abrir y el don de la curiosidad.

Cuando Pandora llegó a la Tierra, conoció a Epimeteo, hermano de Prometeo y éste quedó tan asombrado de su belleza que, a pesar de que su hermano se opuso, decidió casarse con ella. Vivieron felices un tiempo hasta que un día la curiosidad se apoderó de Pandora y abrió la caja, de donde salieron al mundo todas las desgracias que Zeus había encerrado: la tristeza, la mentira, la angustia... Y alcanzaron todas las casas de la Tierra. Era la venganza de Zeus.

De la caja salió una última bendición que Hefesto había colocado a escondidas: la esperanza, por la que los hombres siguen siempre adelante esperando una vida mejor.

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