jueves, 17 de febrero de 2011

El caramelo de estudios

Estudiantes de todos los países y religiones hoy os vamos a enseñar un invento que cualquier estudiante necesita, el caramelo de estudios.

El caramelo tiene una mezcla de azúcar, miel y un toque de estudiantina (mezcla pegajosa que sirve para estudiar). Es de color transparente y muy ligero. Se vende en las mejores farmacias, por tan solo 20 euros, no necesita receta médica. Si lo utiliza y no le funciona, le devolveremos el dinero. Gracias a este invento todo lo que usted desee se le quedará grabado en la mente. El tiempo de leerse trescientas páginas será el tiempo que usted empleará en aprenderlas de memoria. No importa la materia: Matemáticas, Sociales, lo que desee. Es el mejor método de aprendizaje jamás inventado. Está bajo la garantía de la Junta de Sanidad y Salud de la Unión Europea.

Por precaución, solo se puede comer uno cada cuarenta y ocho horas, ya que tomarse dos le puede causar trastornos en la parte inferior del cerebro y producirle repentinas pérdidas de conocimiento e incluso problemas psíquicos.

Para poder utilizar este magnífico invento necesita tomarse un vaso de agua antes de ingerir el caramelo para así tener la garganta bien húmeda, después abrir el envase donde está el caramelo con mucho cuidado, ya que no se puede dañar, meterlo en la boca y tomarlo también con abundante agua, acto seguido lavarse los dientes y las manos porque se le quedarán con toda seguridad pringosos y pegajosos. No se le olvide nunca el tener el estómago lleno.

Si lo utiliza adecuadamente conseguirá todas sus metas en los estudios y llegará con toda seguridad a encontrar el trabajo que usted deseaba desde joven.

LA FREGONA ROBOT

LA FREGONA ROBOT

Señoras amas de casa, gracias a Fregomak, la fregona robot, siempre podrá tener el suelo limpio y brillante en muy poco tiempo.

La fregona robot tiene unas ruedas en la parte inferior que hace que se mueva constantemente, tiene un largo palo, y un exprimidor que deja el mocho seco en un par de segundos. Tiene un sensor que nada más tocarla se pone en disposición para que le muestres la tarea que tiene que hacer. Lleva incorporada una microcámara por donde la fregona ve lo que tiene que limpiar.

De hoy en adelante puede dejar programada su fregona robot e irse usted a hacer la compra tranquilamente, que cuando llegue todo el suelo estará bien limpio. Todas las familias que han comprado la fregona robot se alegran de haberla hecho, porque al mismo tiempo que limpia el suelo lo va secando.

De esta manera evitará enfados y tener que repasar el suelo si están los niños en casa pisando, porque la fregona robot, como ya hemos dicho antes, friega el suelo y lo seca al instante. Es recomendable que no esté a al alcance de niños menores de tres años.

Fregomak está disponible en todas las tiendas del mercado. Es un aparato es un aparato que no se arrepentirá de haber comprado porque le hará la vida más alegre y más fácil.

lunes, 7 de febrero de 2011

Una mañana en el supermercado

Hola, hija, ¿a que no sabes lo que me pasó ayer en el supermercado de Emilio? Ha entrado un hombre nuevo que se llama Luis, entró de reponedor, ya no está Juan. Bueno, a esto que estaba yo viendo los vinos para ver cual era el más barato para la cena que vamos a tener hoy toda la familia. Estaba Luis en la misma calle que yo, poniéndole los precios a las botellas, cuando yo ya tenía la botella que me iba a llevar elegida, pasó la vecina de arriba que vestía con una minifalda y un top corto enseñando el ombligo. Luis se quedó embobado con ella, entonces me pegó un precio en la espalda sin querer. Yo no me di cuenta, cogí la botella, la puse en la cesta y me fui de esa calle.

Me metí en la calle de atrás en la de los congelados para ver lo que había de pescado, a esto que miro para atrás y había una mujer que no paraba de mirarme la espalda y cada vez se ponía mas cerca mía. La mujer era la amiga de Encarni, creo que se llama Rosa. Cuando yo estaba totalmente concentrado vi que Rosa se levantaba las gafas para mirarme mejor. Yo ya estaba un poco preocupado porque creía que tenía algo malo en la espalda como un bicho o algo así. No le eché cuenta y me fui para la caja. No vi que ella venía detrás de mí. Entonces me cogió y me pasó por caja. La cajera era Luisa, esa esaboría, empanada. Me di cuenta de que Luis, el reponedor, me había pegado un precio en la espalda. Yo le dije que me soltara, que no estaba en venta. Ella me dijo que yo le atraía mucho que si quería quedar hoy con ella y he quedado hoy por la mañana. Nos hemos visto y me ha dado un beso en la cara. A mí Rosa me gusta mucho y quiero seguir conociéndola. Eso fue lo que me pasó ayer.

Como conocí a vuestra madre

Una mañana de sábado yo estaba en el supermercado comprando las cosas que aparecían en la lista que llevaba. Me acerqué a las botellas de vino y miré el precio de una de champán por que iba a celebrar mi cumpleaños. Juan, el reponedor, un chico alto con gafas, con un tupé y una bata que le llegaba gasta las rodillas, me puso un precio sin darse cuenta. Se había de distraído, que hasta los ojos se le salieron de las órbitas, con una chica que llevaba una vestimenta muy atrevida: llevaba una minifalda, un top diminuto y el pelo suelto.

Después de eso me acerqué a la nevera de los congelados. Una señora vestida de forma anticuada con una falda que le llegaba hasta las rodillas y un sombrero con una flor se me acercó y se quedo mirándome la espalda. Cada vez se me acercaba más y me miraba la etiqueta que me había puesto el reponedor . Como le parecí barato, la señora me cogió de la mano y me llevó a la caja para comprarme. Yo me movía y gritaba para que me soltara.

La cajera pasaba de mí. Cuando vino el encargado le dijo a la señora que me soltara. Ella, muy educada, me soltó. Yo me limpié la ropa y hablé con el encargado para que despidiera al reponedor y a la cajera. Él accedió a lo que le había dicho. Después me dirigí a la señora ella muy apenada me pidió disculpas y me invitó a cenar.

Hijos, así fue como conocí a vuestra madre.

El paste del deseo

Ingrediente:
dos botellas de dulzura
un toque de cariño
tres vasos de sentimiento
200 g sabiduría picada
cuatro láminas de confianza en pasta
- tres vasos de pasión

*PREPARACIÓN:

Echamos la dos botellas de dulzura en la sartén, las ponemos a fuego lento hasta pasados unos 10 minutos.
Una vez ya calentada la dulzura, echamos los 200 g de sabiduría picada y echamos también en la sartén un toque de cariño.
Así hasta que llegue a oler el deseo.


Después introducimos en otra sartén tres vasos de sentimiento y otros tres vasos de pasión, dejamos que se rehogue unos 15 minutos a fuego medio.

En una olla con agua hirviendo introducimos cuatro láminas de confianza durante 10 minutos.

Una vez ya todo terminamos, volcamos en una fuente las láminas de confianza y vamos poniendo capas de sentimiento y pasión. Después le introducimos las dos botellas de dulzura,
las expandimos por todo el pastel, lo dejamos enfriar una media hora y ya está listo el pastel del deseo.

*DEGUSTACIÓN:


Esta receta es para acompañarla con una comida sencilla,y en los momentos mas apasionado, para beber ponemos una bebida mágica de lo cual no debes beber demasiado por cuidar tu salud.

jueves, 3 de febrero de 2011

El supermercado

-¿Illo, sabes qué me pasó el otro día en el trabajo?

-No sé, ¿el qué?
-Na tío que estaba yo etiquetando los precios a los productos del supermercado y pasó Claudia.
-¡Sí,hombre!
-¡Joé, tío, estaba buenísima!
-Eso, que pasó to provocativa ella, con una minifalda y un top y yo me quedé embobado mirándola y, claro, no me di cuenta de que le puse una etiqueta con un precio a un hombre que estaba tranquilamente comprando
-¡Ostia! ¿Y no se dio cuenta?
-¡Que va! Y yo no le dije na porque a lo mejor se enfadaba y se lo decía al encargado. Y el curro lo necesito, tío.
-Claro.
-Bueno, eso, y yo me fui tan tranquilo y al rato escucho mucho jaleo en la caja y voy a ver qué pasaba, yo ya asustado porque no sabia que pasaba.
-¿Y qué era?
-Era Paquita, esa clienta tan pesada, que cogió al pobre hombre y lo quería comprar. Fité, Paquita, que es to grande y gorda, y el pobre hombre era enano con cara de tonto.
-¿Con cara de tonto como tú no?
-¿Qué dices, tío?
-Bueno, y Tamara, la cajera, como siempre pasando de to, no hizo nada para detener a Paquita.
-¿Y tú tío?¿Hiciste algo?
-¿Qué dices?¿Para que supiesen que había sido yo yo el que le puso la etiqueta al hombre y me echaran? ¿Tú estas loco?
-Yo qué se tío. Pobre hombre, ¿no?¿Y qué pasó?
-Pues na, tío, que al final se lo llevó y por ahí en su casa lo tiene, ¡pero lo mejor es que no perdí el curro!
-¡Pero tío! ¿El pobre hombre viviendo con Paquita, y lo mejor es que tú no has perdido el trabajo? ¡Anda que no vea como eres, tío!



La mujer rabiosa

No te puedes imaginar lo que ayer pasó en el supermercado. Jorge, como siempre, estaba totalmente despistado. Iba con su máquina de poner precios etiquetando los productos, cuando vio de repente al cliente mas pejiguera de todo el supermercado, intentó evitarlo porque si no sabía que lo iba a parar para preguntar cuál era el precio de la botella que pensaba comprar.

El cliente se llamaba Jesús, era un hombre bajito, calvo con mucha nariz. Estaba en la sección de bebidas eligiendo un buen Rioja para una cena muy especial que esperaba de hacía bastante tiempo, era que venía su hija de Nueva York.

Jorge, el dependiente, que seguía en su mundo, vio a Patricia, una joven de la cual estaba muy enamorado desde hacía ya bastante tiempo y, sin darse cuenta, le puso una etiqueta a Jesús en la espalda.

Jesús estaba comprando lo último que le faltaba en la sección de congelados, cuando una señora bastante madurita se fijó en el precio que llevaba puesto en su espalda. La señora metió a Jesús en el carro y se lo llevó hasta la caja del supermercado. En cuanto la señora lo cogió y lo puso en la cinta transportadora, Jesús empezó a gritar pero nadie le hizo caso.

La señora se lo llevó a su casa, y allí se dio cuenta que era su vecino de la planta baja con el que se llevaba tan mal.

-Pero que haces tu aquí -dijo la señora con cara de espanto.

-Eso es lo que te estaba diciendo en el supermercado, que qué estabas haciendo.

-Pues fuera de mi casa...¡¡¡¡¡pero fueraaaaa!!!!!

Finalmente Jesús salió espantado de casa de la señora, porque le estaba metiendo cada chillido que el pobre no sabía dónde ir.