viernes, 17 de abril de 2009

Tres cerditos, un lobo y un tesoro


Érase una vez tres cerditos que eran muy provocativos. El mayor de los tres era el más inteligente y ágil, el mediano era un poco gordito y glotón y el más pequeño era muy vago. Los tres siempre provocaban al lobo, que estaba hambriento a causa de su pobreza. Este los perseguía con intención de comérselos para quitarse el hambre. Los cerditos decidieron construirse una casa cada uno para esconderse cuando huían del lobo. El más pequeño como era tan vago se construyó una casa de paja. El mediano una de madera, y el mayor una de ladrillo. Cuando el lobo les perseguía el cerdito más pequeño se escondió en su casa de paja, entonces el lobo sopló y sopló y la casa se derrumbó. El cerdito salió corriendo a casa del mediano. Cuando el lobo llegó de nuevo sopló y sopló y también la casa del cerdito mediano se derrumbó. Los dos cerditos a los que el lobo les había destrozado la casa, salieron corriendo a casa de su hermano mayor que aún no había terminado de construir su casa de ladrillo. Entonces los dos cerditos comunicaron a su hermano mayor que el lobo les perseguía y los tres se escondieron en el bosque para despistar al lobo.

Cuando el peligro había terminado los dos cerditos ayudaron a su hermano mayor a terminar su casa. Cuando el hermano mayor excavaba para hacer los cimientos, descubrió que había algo extraño en la tierra. Al sacarlo vieron que era un cofre que contenía un tesoro de gran valor. Los tres empezaron a saltar de alegría y se pusieron muy contentos, aunque no podían entretenerse porque debían seguir construyendo la casa.

Cuando terminaron de construirla volvió otra vez el lobo y comenzó a soplar y soplar pero la casa no se derrumbó. Entonces siguió soplando con toda s sus fuerzas pero la casa no se movía ni un pelo. El lobo se fue y estuvo toda la noche pensando en cómo derrumbar la casa de ladrillo.

Al día siguiente el lobo, que ya tenía un plan, fue a casa de un amigo suyo que era muy rico. El lobo le pidió una excavadora a su amigo que se la dejó encantado. Entonces el lobo se dirigió hacia la casa de los cerditos y con ayuda de la excavadora la derrumbó sin ningún problema. Los cerditos, que no se lo esperaban, salieron corriendo pero el lobo los acorraló. Entonces cuando el lobo se disponía a comerse a los cerditos, el mayor de ellos dijo:
-¡Alto!
El lobo se detuvo y escuchó al cerdito mayor que dijo:
-Si nos dejas en paz a los tres, te daremos una parte de nuestro tesoro.
El lobo aceptó el trato y no se comió a los cerditos.


Josué Vergara Mancheño, 1ºB

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